Comentario
Así como Bismarck había pensado que sólo mediante una guerra con Francia podía realizarse la unidad alemana -porque sólo la agresión francesa impulsaría a los Estados alemanes del sur a buscar la protección de los del norte-, una vez realizada la unificación, pensó que el mayor peligro para la misma provenía del sentimiento de revancha de una Francia humillada por la derrota y por las concesiones que se había visto obligada a hacer. En consecuencia, orientó toda su política a mantener aislada a Francia, objetivo que logró plenamente, mientras estuvo al frente del Imperio, controlando en cierta medida la política exterior de las demás potencias.
A la altura de 1890, parecía claro que Bismarck había detenido su política agresiva en 1871 y que, a partir de esta fecha, trató de consolidar la hegemonía alemana mediante la paz. Más consciente de la debilidad estratégica de Alemania que de su fuerza humana y económica, buscó el mantenimiento del "statu quo" territorial favorable a su país. Durante las dos décadas siguientes a la unificación, sin embargo, esto no pareció tan evidente, entre otras cosas, porque Bismarck nunca lo manifestó -escribió al emperador que le parecía un grave error político hacer declaraciones pacifistas- y porque en varias ocasiones dejó entrever la posibilidad de una nueva guerra -"preventiva", en su terminología- contra Francia o contra Rusia.
La valoración de la política exterior de Bismarck ha sido muy diferente; desde la muy positiva de W. Langer, que la consideró un ejemplo inigualable de "gran moderación y de un sano sentido político de lo posible y de lo deseable", hasta la de historiadores más críticos, como A. J. P. Taylor o G. Craig, que han acentuado los aspectos oportunistas y pragmáticos de la misma. En último término, según G. Kennan, el fracaso de Bismarck al no conseguir un orden internacional estable se debió fundamentalmente a la dificultad inherente a los objetivos que persiguió: impedir una guerra entre Austria-Hungría y Rusia en los Balcanes, y conseguir que ninguna de estas potencias se aliara con Francia en contra de Alemania.
El conjunto de alianzas que se fraguaron en estos años suelen agruparse en dos sistemas consecutivos, un primero, de 1873 a 1878, y un segundo, entre esta última fecha y su dimisión en 1890.